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Las mujeres bolivianas ganan en participación política, están a medio camino de su autonomía económica, sexual y reproductiva, pero viven acechadas por una amenaza que ensombrece sus vidas de forma permanente: la violencia machista. Este 11 de octubre, la Coordinadora de la Mujer advierte que, si bien las mujeres avanzan en el ejercicio de sus derechos, todavía enfrentan múltiples barreras y amenazas.
Desde el 1 de enero de 2013 hasta el 8 de octubre de este año, al menos 972 mujeres fueron asesinadas. Solo este año, 73 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas o exparejas y a cuya consecuencia 114 hijos e hijas quedaron en situación de orfandad. La violencia contra las mujeres en Bolivia es también una pandemia y no hay respuestas institucionales, integrales y sostenidas que le hagan frente.
La realidad de estas dramáticas cifras contrasta con otra más auspiciosa, el de la participación política de las mujeres. Actualmente, Bolivia es referente en esta materia, pues se encuentra entre los 10 países del mundo con mayor presencia femenina en el órgano deliberativo nacional. Por primera vez en la historia democrática del país, las mujeres son mayoría en la Cámara de Senadores y poco menos de la mitad en la Cámara de Diputados.
Pero mientras ganan en participación política, ellas enfrentan todavía múltiples desafíos en su lucha por su autonomía económica y por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Uno de los principales obstáculos es la persistencia de un sistema patriarcal que legitima su subordinación en diversos ámbitos, por lo que el horizonte de la transformación cultural y simbólica de estos espacios es un desafío todavía por alcanzar, más cuando este 2022 fue declarado Año de la revolución cultural para la despatriarcalización por una vida libre de violencia contra las mujeres.
Para la Coordinadora de la Mujer, este 11 de octubre es, con todas sus luces y sombras, una fecha oportuna para que las mujeres se miren a sí mismas y reflexionen sobre cuánto han avanzado en la reivindicación de sus derechos. Asimismo, para recordarle al Estado los compromisos adquiridos y las tareas pendientes en términos de transformaciones estructurales que la sociedad boliviana requiere para avanzar hacia la igualdad y justicia social.
Con base en su Observatorio de Género, la Coordinadora de la Mujer propone realizar esa mirada introspectiva tanto urgente como insoslayable para seguir caminando por esa senda que tanteó una mujer visionaria, Adela Zamudio, y en cuyo nombre se conmemora este día.
Descarga el boletín del archivo adjunto.
País: Bolivia
DescargarLas mujeres bolivianas ganan en participación política, están a medio camino de su autonomía económica, sexual y reproductiva, pero viven acechadas por una amenaza que ensombrece sus vidas de forma permanente: la violencia machista. Este 11 de octubre, la Coordinadora de la Mujer advierte que, si bien las mujeres avanzan en el ejercicio de sus derechos, todavía enfrentan múltiples barreras y amenazas.
Desde el 1 de enero de 2013 hasta el 8 de octubre de este año, al menos 972 mujeres fueron asesinadas. Solo este año, 73 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas o exparejas y a cuya consecuencia 114 hijos e hijas quedaron en situación de orfandad. La violencia contra las mujeres en Bolivia es también una pandemia y no hay respuestas institucionales, integrales y sostenidas que le hagan frente.
La realidad de estas dramáticas cifras contrasta con otra más auspiciosa, el de la participación política de las mujeres. Actualmente, Bolivia es referente en esta materia, pues se encuentra entre los 10 países del mundo con mayor presencia femenina en el órgano deliberativo nacional. Por primera vez en la historia democrática del país, las mujeres son mayoría en la Cámara de Senadores y poco menos de la mitad en la Cámara de Diputados.
Pero mientras ganan en participación política, ellas enfrentan todavía múltiples desafíos en su lucha por su autonomía económica y por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Uno de los principales obstáculos es la persistencia de un sistema patriarcal que legitima su subordinación en diversos ámbitos, por lo que el horizonte de la transformación cultural y simbólica de estos espacios es un desafío todavía por alcanzar, más cuando este 2022 fue declarado Año de la revolución cultural para la despatriarcalización por una vida libre de violencia contra las mujeres.
Para la Coordinadora de la Mujer, este 11 de octubre es, con todas sus luces y sombras, una fecha oportuna para que las mujeres se miren a sí mismas y reflexionen sobre cuánto han avanzado en la reivindicación de sus derechos. Asimismo, para recordarle al Estado los compromisos adquiridos y las tareas pendientes en términos de transformaciones estructurales que la sociedad boliviana requiere para avanzar hacia la igualdad y justicia social.
Con base en su Observatorio de Género, la Coordinadora de la Mujer propone realizar esa mirada introspectiva tanto urgente como insoslayable para seguir caminando por esa senda que tanteó una mujer visionaria, Adela Zamudio, y en cuyo nombre se conmemora este día.
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Desde el 1 de enero de 2013 hasta el 8 de octubre de este año, al menos 972 mujeres fueron asesinadas. Solo este año, 73 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas o exparejas y a cuya consecuencia 114 hijos e hijas quedaron en situación de orfandad. La violencia contra las mujeres en Bolivia es también una pandemia y no hay respuestas institucionales, integrales y sostenidas que le hagan frente.
La realidad de estas dramáticas cifras contrasta con otra más auspiciosa, el de la participación política de las mujeres. Actualmente, Bolivia es referente en esta materia, pues se encuentra entre los 10 países del mundo con mayor presencia femenina en el órgano deliberativo nacional. Por primera vez en la historia democrática del país, las mujeres son mayoría en la Cámara de Senadores y poco menos de la mitad en la Cámara de Diputados.
Pero mientras ganan en participación política, ellas enfrentan todavía múltiples desafíos en su lucha por su autonomía económica y por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Uno de los principales obstáculos es la persistencia de un sistema patriarcal que legitima su subordinación en diversos ámbitos, por lo que el horizonte de la transformación cultural y simbólica de estos espacios es un desafío todavía por alcanzar, más cuando este 2022 fue declarado Año de la revolución cultural para la despatriarcalización por una vida libre de violencia contra las mujeres.
Para la Coordinadora de la Mujer, este 11 de octubre es, con todas sus luces y sombras, una fecha oportuna para que las mujeres se miren a sí mismas y reflexionen sobre cuánto han avanzado en la reivindicación de sus derechos. Asimismo, para recordarle al Estado los compromisos adquiridos y las tareas pendientes en términos de transformaciones estructurales que la sociedad boliviana requiere para avanzar hacia la igualdad y justicia social.
Con base en su Observatorio de Género, la Coordinadora de la Mujer propone realizar esa mirada introspectiva tanto urgente como insoslayable para seguir caminando por esa senda que tanteó una mujer visionaria, Adela Zamudio, y en cuyo nombre se conmemora este día.
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Desde el 1 de enero de 2013 hasta el 8 de octubre de este año, al menos 972 mujeres fueron asesinadas. Solo este año, 73 mujeres perdieron la vida en manos de sus parejas o exparejas y a cuya consecuencia 114 hijos e hijas quedaron en situación de orfandad. La violencia contra las mujeres en Bolivia es también una pandemia y no hay respuestas institucionales, integrales y sostenidas que le hagan frente.
La realidad de estas dramáticas cifras contrasta con otra más auspiciosa, el de la participación política de las mujeres. Actualmente, Bolivia es referente en esta materia, pues se encuentra entre los 10 países del mundo con mayor presencia femenina en el órgano deliberativo nacional. Por primera vez en la historia democrática del país, las mujeres son mayoría en la Cámara de Senadores y poco menos de la mitad en la Cámara de Diputados.
Pero mientras ganan en participación política, ellas enfrentan todavía múltiples desafíos en su lucha por su autonomía económica y por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Uno de los principales obstáculos es la persistencia de un sistema patriarcal que legitima su subordinación en diversos ámbitos, por lo que el horizonte de la transformación cultural y simbólica de estos espacios es un desafío todavía por alcanzar, más cuando este 2022 fue declarado Año de la revolución cultural para la despatriarcalización por una vida libre de violencia contra las mujeres.
Para la Coordinadora de la Mujer, este 11 de octubre es, con todas sus luces y sombras, una fecha oportuna para que las mujeres se miren a sí mismas y reflexionen sobre cuánto han avanzado en la reivindicación de sus derechos. Asimismo, para recordarle al Estado los compromisos adquiridos y las tareas pendientes en términos de transformaciones estructurales que la sociedad boliviana requiere para avanzar hacia la igualdad y justicia social.
Con base en su Observatorio de Género, la Coordinadora de la Mujer propone realizar esa mirada introspectiva tanto urgente como insoslayable para seguir caminando por esa senda que tanteó una mujer visionaria, Adela Zamudio, y en cuyo nombre se conmemora este día.
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