Emprender

NUESTRA
INTERVENCIÓN

Nuestra Intervención

Aprender y fortalecer para emprender es nuestra meta. Pretendemos beneficiar a cerca de 3.000 personas en ocho municipios del país; de ellas, al menos el 60% son mujeres:

a) Jóvenes y mujeres que tienen micro y pequeñas empresas afectadas por la pandemia, a quienes buscamos fortalecer en sus capacidades para que puedan reactivar sus micro y pequeños emprendimientos

b) Mujeres jóvenes con emprendimientos de subsistencia, a quienes esperamos fortalecer en sus capacidades de resiliencia empresarial

c) Jóvenes en sistemas de educación alternativa y especial, de entre 18 y 28 años de edad, a quienes buscamos fortalecer en sus capacidades de emprendedurismo

d) Adolescentes mujeres y hombres de 12 a 18 años, cuya educación integral buscamos fortalece

e) Adolescentes y jóvenes, especialmente mujeres de 14 a 28 años, que están en riesgo de desertar o que ya han desertado del sistema de educación formal por causa del Covid-19, migración, inserción precaria en el mercado laboral

f) Maestras y maestros, y padres y madres de familia a los cuales buscamos sensibilizar en el derecho a la educación con enfoque de género.

a) Jóvenes y mujeres que tienen micro y pequeñas empresas afectadas por la pandemia, a quienes buscamos fortalecer en sus capacidades para que puedan reactivar sus micro y pequeños emprendimientos

b) Mujeres jóvenes con emprendimientos de subsistencia, a quienes esperamos fortalecer en sus capacidades de resiliencia empresarial

c) Jóvenes en sistemas de educación alternativa y especial, de entre 18 y 28 años de edad, a quienes buscamos fortalecer en sus capacidades de emprendedurismo

d) Adolescentes mujeres y hombres de 12 a 18 años, cuya educación integral buscamos fortalece

e) Adolescentes y jóvenes, especialmente mujeres de 14 a 28 años, que están en riesgo de desertar o que ya han desertado del sistema de educación formal por causa del Covid-19, migración, inserción precaria en el mercado laboral

f) Maestras y maestros, y padres y madres de familia a los cuales buscamos sensibilizar en el derecho a la educación con enfoque de género.

Emprendedurismo

De acuerdo con el Informe Especial COVID-19 N⁰9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la crisis generada por la pandemia del COVID-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.

Además de las mujeres, el organismo internacional advierte sobre fuertes pérdidas de puestos de trabajo en trabajadores de menor nivel educativo y jóvenes. Sobre estos últimos, apunta que la crisis ha afectado fuertemente el empleo de los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, impactando particularmente a los que se incorporan al mercado laboral por primera vez.

En Bolivia, a pesar de los avances, la brecha de género sigue siendo significativa en el ámbito laboral. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), si bien la Tasa de Ocupación (TO) al primer trimestre de 2022 fue 69,3%, es decir, 4,6 puntos porcentuales más que en el mismo periodo de 2021 (64,7%), la brecha de género sigue siendo importante, en desventaja para las mujeres: 76,6% hombres y 62,7% mujeres. Esto quiere decir que mientras ocho de cada 10 hombres se encontraban trabajando en el periodo del análisis, seis de cada 10 mujeres se encontraban en la misma situación. Y si se trata de jóvenes, el impacto es mayo para este segmento de la población.

En ese contexto, la pandemia golpeó la economía de miles de mujeres y jóvenes, quienes no sólo perdieron un empleo, sino que cerraron o paralizaron parcialmente sus emprendimientos productivos. A ellas y ellos va dirigida esta intervención, para que tengan la oportunidad de recuperarse económicamente.

Educación

La crisis sanitaria derivada de la pandemia detuvo abruptamente los sistemas educativos en todo el mundo. Los cierres de escuelas afectaron a más de 1.600 millones de alumnos, según el informe Estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación, de la Unesco, Unicef y Banco Mundial, publicado en 2021.

En Bolivia, se estima que 2.870.794 niños, niñas y adolescentes estudiantes fueron afectados por la pandemia. El 13 de marzo de 2020, el Gobierno de entonces determinó la suspensión de las clases en todo el territorio nacional, debido a la llegada del coronavirus a Bolivia. El 2 de agosto anunció la clausura del año escolar.

A pesar de que en febrero de 2021 las clases se reiniciaron en Bolivia, fue un periodo altamente complejo porque, al igual que muchos países del mundo, nuestro país no estaba preparado para enfrentar un proceso sin precedentes: la educación virtual.

A más de dos años del inicio de la pandemia, la crisis de la educación parece develar algunas de sus primeras consecuencias. En un informe de marzo de 2022, Unicef advierte que “La mayoría de los niños se han quedado atrás en el dominio de las habilidades fundamentales en lectura o aritmética. Se espera que los niños hayan adquirido habilidades básicas de lectura y aritmética al final del segundo grado. Pero en la mitad de los países analizados [32 países y territorios de ingresos bajos y medianos], solo el 30 por ciento de los niños que asisten al tercer grado tienen habilidades básicas de lectura y solo el 18 por ciento tienen habilidades básicas de aritmética (…)”.

Según la Encuesta Nacional de Opinión sobre Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), elaborada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC), de 2017, solo un 42% de la población contaba con una computadora y un 10% con internet fijo. Estas limitaciones profundizaron mucho más las brechas educativas existentes en el país.

Es en este contexto en el que se ha puesto en marcha la iniciativa Aprender y Fortalecer para Emprender. Se trata de una oportunidad para avanzar hacia el fortalecimiento de la actoría económica de jóvenes y mujeres y también el agendamiento público de sus necesidades y propuestas a través de políticas públicas que respondan al contexto post Covid-19.