Dos complejidades del proceso electoral boliviano son la crisis política de noviembre de 2019, por las Elecciones de ese año, y el llamado a nuevas elecciones en un tiempo breve (90 días), que fueron interrumpidas por la pandemia a 45 días de la fecha prevista. Así, las Elecciones Nacionales de Bolivia están bajo la lupa de la comunidad internacional y son consideradas como un proceso electoral en un contexto de alta conflictividad. El artículo subraya la importancia de las elecciones como “instrumento esencial para restablecer la democracia y la buena gobernanza después de conflictos violentos”. Además, el artículo propone seis consideraciones para los gobiernos y organismos electorales en la construcción de paz en la organización de elecciones: perspectiva de género, calendario claro, crear espacios de diálogo y contrarrestar los rumores y la desinformación, evaluar mecanismos especiales de votación, malgasto de recursos por una inadecuada implementación de mecanismos de votación y ajuste estrategias de apoyo electoral en tiempo real.
